A los 34 años, en el torneo que disputó 20 veces, Lleyton Hewitt selló su retiro del tenis. Agobiado por las lesiones -fue operado dos veces de la cadera, en ambos lados-, ya sin la velocidad de otros tiempos, el ex número 1 del mundo ya había anunciado hace varios meses su despedida de los courts, que se dio el lujo de protagonizar en este Abierto de Australia.Competitivo por naturaleza, continuará vinculado más que nunca al deporte de las raquetas, ya que se dedicará de inmediato a su nueva función como capitán del equipo australiano de Copa Davis.
En su último torneo, Hewitt esquivó la despedida en la primera rueda, donde superó a su compatriota James Duckworth, pero no pudo con David Ferrer, que lo derrotó por 6-2, 6-4 y 6-4. Fiel a su estilo y a un temperamento singular, hasta el final se trenzó en un duelo verbal con el juez de silla Pascal María, que le propinó una advertencia (warning) por un insulto audible. «Sos un maldito idiota, por eso todos en el vestuario piensan que vos te creés que sos muy importante», le dijo Hewitt al umpire durante el descanso.
Tras consumar su triunfo, Ferrer se abrazó con Hewitt en la red, donde le dijo: «Felicitaciones por tu gran carrera». El australiano, de inmediato, le dio la mano y le pidió disculpas a Pascal Maria, mientras era ovacionado de pie por los 15.000 espectadores que llenaron el Rod Laver Arena. «Es un día triste, porque se termina la carrera de alguien que fue un ídolo para mí, un jugador fantástico. Es una noche especial para mi carrera haber estado en el último partido de Lleyton, que luchó hasta la última pelota, como siempre. Nunca tuve ídolos, pero él sí lo fue, y es del único jugador que tengo una remera firmada en el museo de mi casa», contó un emocionado Ferrer.